viernes, 10 de mayo de 2013

El Dilema de las Porciones y el Desarrollo

Considere los siguientes avisos:


¿Cuál de las promociones conviene más?

Obviamente la a), pero... ¿Siempre se cumple esto?

El otro día fui al cine con mi familia a ver Los Croods. Nada espectacular la película, sin embargo, mis hijas se morían de ganas de verla. Como es habitual, antes de entrar a ver la película, compramos algo para comer. Me acerqué al mostrador y le pedí a la cajera lo siguiente:

 
En respuesta a mi pedido, la cajera me ofreció lo siguiente:

¿Cuál de las promociones conviene más?
 
Por precio, obviamente, la segunda promoción es la mejor, sin embargo, en términos alimenticios, no tienen relación. Veamos las calorías de cada una de las ofertas anteriores.
 
Promoción 1 = 500 calorías
Promoción 2 = 3.000 calorías
 
Considerando lo anterior... ¿Ahora cuál de las promociones conviene más?

Chile es un país en el que la tasa de obesidad es cada vez más alta. Según los estudios, el 33% de la población entre 20 y 30 años tiene obesidad. Se han realizado diversos programas para intentar frenar esto enseñándole a la gente a comer sano, esto es, comer frutas y verduras de manera habitual en reemplazo de la comida chatarra o rápida. McDonalds, incluso, ha incorporado en sus menús de la Cajita Feliz (que la siguen vendiendo con los juguetes aún cuando se supone estaba prohibido) un postre de manzana en trozos. Algo así como 1/4 de manzana en pedacitos y la posibilidad de reemplazar la bebida por un jugo de naranja "natural".

Más allá de estos esfuerzos, mi impresión es que el problema no es sólo lo que la gente come, sino que, cuánto come. Cuando una persona piensa en comer galletas, no se come una o dos, se come el paquete entero. Si se pide una pizza a domicilio, en términos proporcionales, sale infinitamente más conveniente pedir una promoción con pizza XL que una promoción con pizzas más pequeñas. Situación idéntica a la que ocurre en el cine. La oferta es demasiada y, el problema, es que la gente se acostumbra a comer demasiado o, dicho de otra manera, a no comer lo justo.

Según los estudios realizados en Estados Unidos, las porciones han aumentado en un 69% en el último milenio. El objetivo principal, además de comer variado, es que las personas aprendan a comer la cantidad justa (ver Lifesize). A diferencia de nuestros antepasados, el desarrollo y el progreso nos permiten tener al alcance de la mano, casi de manera permanente, alimentos en cantidades superiores a lo que realmente necesitamos. Esto no sólo es un problema desde el punto de vista de la obesidad, si no que lo es también desde el punto de vista del uso racional de los recursos.

Adicionalmente, si consideramos la carga genética que nos hace fanáticos del azúcar y las grasas, la situación es peor. Un pobre Brócoli, Tomate o Lechuga (7 calorías) tiene la batalla perdida contra un Pollo Frito (560 calorías), una trozo de Torta de Milhojas (380 calorías) o un Sundae con Salsa de Manjar (315 calorías). La opción es evidente (vinculada al placer). Si a esto le sumamos los precios y las promociones, la situación es peor: Una Hamburguesa con Queso, lista para comer, cuesta $500 pesos. Un Pimiento Verde cuesta $400, un pimiento rojo cuesta $800. Una lechuga cuesta $600.

Considerando la interminable oferta y el acceso permanente a alimentos existente, las estrategias de alimentación orientadas a comer sano están destinada al fracaso a menos que se aborde, en paralelo, la concientización respecto al tamaño adecuado de las porciones y lo que es recomendable para evitar el "desequilibrio positivo" (acumulación de calorías) como resultado de consumir más calorías de las que se gastan.

Para las personas con obesidad, la dieta y el ejercicio es el único camino para intentar reducir si IMC. La "dieta" siempre se asocia con restricciones y cambios de hábitos en la alimentación que, casi siempre, resultan imposibles de cumplir: desayunar liviano, almorzar ensalada todos los días, etc. Considerando esto, una estrategia alternativa es reducir el tamaño de las porciones. Si se va a comer pizza, no pedir la XL. Si se va a tomar bebida, un vaso normal (y light). Si se va a tomar once, una marraqueta únicamente, etc. Mi estrategia personal (y que me ha dado resultado) es simple: privilegiar las proteínas y dejar la mitad de la porción que me sirven. De esta manera, en términos simples, como menos y sin restricciones y, aún cuando he intentado en múltiples oportunidades que me sirvan menos en los restaurantes, no hay caso, las porciones son grandes.

El objetivo principal es que la alimentación cumpla su objetivo y no se convierta en una batalla... como en el programa Man vs Food, en que el protagonista, Adam Richman, recorre diversos lugares para comer e intenta romper los records más absurdos del planeta.



1 comentario:

zongo dijo...

Yo traigo las cabritas desde la casa.
$700 la porción. :P