martes, 15 de mayo de 2012

Las Obras de Mitigación

Probablemente desde que soy pequeño he escuchado la palabra "mitigar", sin embargo, la primera vez que la escuché y la tomé en serio, fue durante la implementación de un proyecto con un cliente grande y complejo. Sin entrar en muchos detalles, éste cliente tiene casi todas las certificaciones que están disponibles (ISO-9001, 14000, 27001, etc.) y, por lo tanto, la implementación del proyecto requería cumplir con las exigencias correspondientes.

Una de las exigencias que recuerdo más me llamó la atención fue la necesidad de realizar una actividad llamada "Análisis de Riesgos" y/o "Gestión de Riesgos". Esta actividad se basa en la identificación anticipada de todas las situaciones de riesgo que podrían poner en jaque la ejecución exitosa del proyecto, esto es, cualquier modificación sobre los plazos, costos y/o alcance inicial. Cada riesgo identificado se debe calificar con algún grado de severidad, estimación del daño en caso de ocurrir y una probabilidad de ocurrencia. Con esta información, se deben clasificar los riesgos según la probabilidad de ocurrencia y el impacto y, luego, se deben identificar y documentar las medidas de "mitigación" para intentar eliminar los riesgos y, de esta manera, anticiparse a ellos y evitar que se hagan realidad. Si esto se logra, en términos generales, el proyecto debiera concluir exitósamente sin mayores sobresaltos y/o sorpresas.

Inicialmente, esta actividad se veía interesante y como un verdadero aporte a la ejecución del proyecto. Durante las primeras semanas de ejecución, efectivamente se hizo una presentación precisa de los riegos identificados, sus posibles impactos y las medidas de mitigación asociadas, sin embargo, después de algunos meses, la situación se mantuvo idéntica. Yo me imagino que esto se debió al alcance y a la focalización del proyecto y me imagino que en proyectos más grandes, con más impacto, áreas, sistemas y/o personas involucradas, ha de cobrar mucha más relevancia esta actividad. Aún así y con algunos retrasos no considerados y cambios de alcance inevitables y sorpresas, el proyecto terminó exitósamente. El cliente pudo iniciar las operaciones con el sistema nuevo y eliminar el anterior y, hasta el día de hoy, sigue siendo cliente nuestro.

El proyecto anterior se ejecutió el año 2007 aproximadamente, es decir, cinco años atrás y desde entonces, nunca más había escuchado la palabra "mitigar" tantas veces, como la he escuchado en las últimas semanas con motivo de la próxima inauguración del Costanera Center.

Al igual que lo que ha sucedido con el Mall de Castro, la sensación generalizada es que el Costanera Center está desintonizado con su entorno. Si bien es cierto a unas pocas cuadras también está la Torre Titanium, que hasta hace un tiempo era el edificio más alto de Chile, no hay comparación entre los dos proyectos y las grandes críticas vienen a alzar la voz por los problemas que se producirán en el transporte desde y hacia el sector. No hay que olvidar que actualmente el sector, Sanhattan, ya es sector altamente concurrido por el gran número de oficinas que hay en él y, durante mucho tiempo, fue considerado el centro de negocios principal de Santiago y, tal vez, de Chile. Hoy, por suerte, se han desarrollado otros centros de negocios en Santiago que ofrecen una "salida" viable a las empresas y personas que deseen salir del sector en algún momento.

Las discusiones respecto al caos vial, lo que va a ocurrir, lo que no, los errores, las culpas y los responsables inundan desde hace varios meses los diarios, las noticias y la conversación de las personas que trabajamos en el sector. Los arquitectos responsables, obviamente lo defienden. Los arquitectos más "urbanistas" lo critican sin parar y, obviamente, no hay un punto de encuentro ni de consenso mientras la construcción sigue adelante.

Respecto al caos vial, hay un mito urbano que dice que cuando se inició el proyecto y se presentaron los permisos, Cencosud, dueño del proyecto, debía pagar todos los costos vinculados a las mejoras viales requeridas para no producir un caos. Yo no tengo cómo saber si eso es verdad o no, pero lo que si puedo darme cuenta es que a pocos días de que se abra, por todos los lados se habla de las famosas "Obras de Mitigación". Para hacer la situación un poco más simpática, el actual Ministro de Obras Públicas, Laurence Golborne, fue Gerente Corporativo de Cencosud en la época en que comenzaron las obras de construcción y, por lo tanto, la conversación respecto a las "Obras de Mitigación" es aún más rara. Aún así, sólo en los últimos meses las "Obras de Mitigación" han vuelto a ser protagonistas de la noticia y, lamentablemente, la palabra "mitigar" no refleja para nada lo que realmente se debiera estar haciendo, que es resolver el problema.

A diferencia de lo que sucede en la actividad de "Análisis de Riesgos", en que los riesgos identificados no necesariamente ocurrirán, no me parece correcto ni válido utilizar la palabra mitigar para referirse a lo que se está haciendo actualmente respecto a un problema que los expertos han anunciado en todos los tonos. A todas luces suena como una "medida temporal", a un "mejor esfuerzo" y no necesariamente a una solución y ese es precisamente el problema, se promociona la improvisación realizada con un nombre pomposo como "Obras de Mitigación" con el único afán de poder decir que efectivamente se hicieron cosas.

Aún cuando hay mucha incertidumbre respecto al impacto, creo que sería mucho más serio y responsable hablar de "Soluciones" y/o "Medidas Transitorias" de manera de dejar claro el alcance de las mismas y no dejar esto sujeto a interpretaciones subjetivas respecto al alcance de la palabra "mitigación" que, al final, no es ni chicha ni limonada.

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