domingo, 13 de enero de 2013

La Distorsión de la Realidad

En estos días se ha comunicado la lista de participantes de Mundos Opuestos 2. Como siempre, en este tipo de programas, se realiza un cuidadoso manejo de la información y se anuncian los integrantes de a poco, para generar expectación y que la prensa y el público objetivo hablen del programa. A estas alturas, para nadie es un misterio que a los participantes les pagan cifras astronómicas, sin embargo, lo que si ha sido un patada en el estómago para todos, ha sido la inclusión de Mauricio Israel como uno de los participantes del encierro.

Brevemente recordemos que Mauricio Israel comenzó su carrera televisiva el año 1996 como periodista deportivo conduciendo el programa Colo Colo en La Red. Luego, estuvo en Chilevisión como comentarista deportivo de varios programas e, incluso, llegó a participar en las primeras temporadas de Tolerancia Cero. Posteriormente, pasó a Megavisión donde siguió comentando los deportes en el noticiero principal. Después de eso, volvió a un programa matutino en La Red para, finalmente, escapar del país el año 2008.

¿Por qué se escapó del país?

Porque tenía deudas por, aproximadamente, US$ 500.000 o 270 millones de pesos. Como resultado de esto, dejó abandonada a su esposa y a su pequeña hija de 2 años y varios heridos y enemigos en el camino. En estos días, la prensa publica que se le pagarán 20 millones de pesos mensuales por participar. Es cierto que, como dice el dicho, "La culpa no la tiene el chancho si no que quien le da el afrecho" pero, honestamente, es una burla para todos los que intentamos hacer las cosas bien.

¿Qué puede sentir la Sra. Juanita que atiende el Kiosko de la esquina al ver que a esta persona le pagarán mensualmente mucho más de lo que ella podría ahorrar en toda su vida?

¿Que una persona que estafó a todo el mundo, abandonó a su esposa, a su hija de dos años y salió huyendo del país, regrese dos años después, con un sueldo inmoral y, además, sin haber puesto un pie en la cárcel?

¿Que le pagarán eso por no hacer nada?

¿Cómo se le puede explicar a un adolescente, a un niño, una situación así?

Claramente, todo lo anterior es símplemente una distorsión de la realidad, de los valores y de la ética. Yo estoy de acuerdo en que todos se merecen una segunda oportunidad, sin embargo, esto es demasiado. En términos simples, las personas que todos los días se esfuerzan por trabajar y salir adelante, lo único que pueden sentir es desilusión y rabia y, a la larga, reforzar la sensación de desigualdad e injusticia. Pisotea y barre, brúscamente, la imágen de que el éxito se consigue con trabajo y esfuerzo y lo reemplaza por el éxito inmediato, sin esfuerzo, a costa de cualquier cosa, de estafas, de escándalos, de descalificaciones públicas, etc.

Siempre he creído que el trabajo y el esfuerzo son los caminos correctos para lograr los objetivos que uno se plantee en la vida y, por lo tanto, espero que situaciones como ésta sean vistas como lo que realmente son: un error. No puede ser que el rating sea tan fuerte como para pasar sobre todo.

Recomiendo leer las dos excelentes columnas de Rodrigo Guendelman en El Dínamo, Bomba de tiempo y Resentimiento que también expresan su malestar de situaciones como esta.

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