lunes, 2 de mayo de 2011

¡Que viva el lunes!

Tengo la suerte que me gusta mi trabajo y, además, siempre me ha gustado trabajar. No tengo la suerte de haber nacido en cuna de oro por lo que, al igual que muchas otras personas, tengo claro que no voy a recibir ningún tipo de herencia, ni ayuda de terceros ni nada y, por lo tanto, todo lo que pueda lograr por darle un buen estándar de vida a mi familia, depende única y exclusivamente de lo que logre trabajando. Aunque he sido privilegiado en poder trabajar siempre en cosas que me gustan, estoy consciente de que esto no le sucede a todo el mundo y que hay muchas personas que trabajan en condiciones limitadas, inadecuadas y/o no deseadas lo que obviamente se traduce en una “disposición” hacia el trabajo llena de disconformidad.

No tengo claro si esto se repetirá en otros países, porque no he tenido la suerte de trabajar fuera de Chile, pero no deja de llamarme la atención los diálogos que se escuchan en el ascensor y/o en el metro cuando voy a mi oficina. Algunos ejemplos de respuestas que habitualmente escucho en respuesta a la pregunta ¿Como estas? a primera hora de la mañana:

  • Aquí estoy… como día lunes.
  • Aquí estoy… No llueve pero gotea.
  • Muerto de sueño, y recién es lunes
  • Bien… pero ya se me va a pasar.

En definitiva, ninguna de esas respuestas transmite energía, ni buenas vibras, ni lo deja a uno hiper motivado, muy por el contrario, transmite una sensación de aburrimiento, de energía negativa y, peor aún, de “culpabilidad” si es que uno, por alguna razón no se siente igual. Como siempre le digo a mi equipo, tal vez no se puede elegir lo que hay que hacer, sin embargo, si se puede elegir cómo hacerlo y esto, creo que es lo que marca la diferencia respecto a cómo enfrentar la obligación de tener que trabajar todos los días para los que nos toca hacerlo.

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