lunes, 5 de marzo de 2012

El Remedio o la Enfermedad - II

Hay una vieja frase que dice que el "remedio no puede ser peor que la enfermedad". Esta frase, en términos simples, lo que quiere hacer es reflexionar respecto a si la aplicación de una solución generará, efectivamente, una mejora respecto a la situación previa.

Por ejemplo, supongamos que para superar un dolor de cabeza el doctor recomienda tomar un medicamento que produce úlceras. Claramente, en este caso, es preferible estar sólo con dolor de cabeza (que en algún momento debiera desaparecer) y no con dolor de cabeza y de estómago.

Este proceso, en general, debiera aplicar desde las cosas más simples a las más complejas y para todas las áreas y disciplinas sin igual y hoy, precisamente, me encontré con un caso en que no fue así.

Hace algunos días atrás me compré una bicicleta urbana, una Jamis - Citizen 2.0. Después de hacer una búsqueda exhaustiva, comparación, pruebas, etc., fue mi elección. Las candidatas fueron la Oxford - Capital, Trek - FX 7.2, Fuji y Merida. Me compré una bicicleta urbana por dos razones. La primera, porque necesito hacer algún tipo de ejercicio de manera más regular y andar en bicicleta es lo suficientemente fácil como para poder hacer una rutina al respecto. La segunda, más ambiciosa aún, es para irme a mi oficina en bicicleta. Yo se que no voy a lograr mejores tiempos de desplazamiento que con mi ex-moto y/o en el metro, sin embargo, me parece una manera de hacer ejercicio de manera constante bastante simple. Por otro lado, mi trabajo no está tan lejos de mi casa: 7 km (medidos con mi moto).

Con el objeto de cumplir mi segundo objetivo lo más pronto posible, hoy pregunté en el edificio de mi oficina si había algún lugar para dejar las bicicletas. La respuesta inmediatamente fue negativa. Dado que he visto en el subterráneo bicicleteros y unos closets de reja llenos de bicicletas, insistí en mi pregunta haciendo referencia a los mismos. La respuesta fue similar: "No se puede porque esos los habilitan las mismas empresas para sus empleados". Sorprendido, nuevamente pregunté por un espacio que hay a la entrada del estacionamiento, muy similar a uno que posee el edficio vecino el cual está lleno de bicicletas todos los días. La respuesta fue similar, sin embargo, esto tenía una justificación.

Según me explicaron, hace años atrás se robaron una bicicleta desde ese lugar y el dueño reclamó a la comunidad del edificio logrando que ésta pagara. Sumado a lo anterior, hace poco se publicó una ley y se generó jurisprudencia respecto a la responsabilidad de los dueños de los estacionamientos para con sus clientes. Esto permitió abolir los famosos letreros del tipo "Estimado Cliente: La Empresa no se responsabiliza por Robos, Hurtos y daños a los Vehículos". Para más información, ver un artículo de prensa y una explicación más detallada al respecto. Entonces, dado lo anterior, la persona me explicó que habían decidido clausurar ese espacio. Aunque lo intenté, no hubo segundas opciones ni alternativas por lo que, en lo inmediato, tendré que buscar alguna solución cercana para dejar mi bicicleta.

Pero más allá del problema puntual, lo sorprendente es la solución del problema. Dado el antecedente del robo, me parece que una solución posible sería que el espacio estuviera disponible y que las personas que fueran a hacer uso de él firmaran un documento y/o un contrato en el cual desligen de las responsabilidades a la comunidad del edificio. No se si legalmente es válida esta opción o no, sin embargo, sí creo que tiene que haber una solución mejor a la actual en donde claramente, el remedio es peor que la enfermedad.

Esta situación es parecida al chiste de Don. Otto cuando decide vender el sillón.

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